María Jesús Alvarado, también conocida como Susi Alvarado, nace en Las Palmas de Gran Canaria en 1960. Se traslada con sus padres al Sáhara, donde vive hasta los 15 años. De vuelta a las islas estudia Magisterio y en la península Psicología, especializándose en la rama clínica. No es hasta 2002 cuando publica su primer libro, Suerte Mulana. Codirige la editorial Puentepalo, centrada en autores isleños, africanos y latinoamericanos. Además de escritora es cineasta y dramaturga. Destaca su labor de activista en la lucha por los derechos de las mujeres, implicándose artísticamente en diversos proyectos con perspectiva de género.
Cronobiografía
Obras
2019
Habitación 241 (Puentepalo)
2018
Soy lo que ves: antología (2006-2018) (CanariaseBook)
2015
El Principito ha vuelto (Libros de las Malas Compañías)
2014
Cuentos antiguos de Gran Canaria recogidos por los niños (junto a Ana Cristina Herreros) (Libros de las Malas Compañías)
2012
Grietas (Idea)
2012
Sorimba (Puentepalo)
2011
Isla Truk (junto a Maribel Lacave) (Puentepalo)
2010
Geografía accidental: treinta poemas para dibujar un mapa (Baile del Sol)
2010
Al sur de Zagora (Ediciones del patio)
Más allá de la biografía
Escritora y cineasta
Parte del mundo de María Jesús Alvarado es África, ya que pasa su infancia y adolescencia en el Sáhara. Sensible a la difícil situación del pueblo saharaui formó parte del proyecto Bubisher (Escritores por el Sáhara), con la creación de bibliotecas en los campamentos de refugiados en Argelia. Como cineasta, su documental La puerta del Sáhara gana el premio a la Mejor Aportación Historiográfica en el Festival Memorimage 2007.
Tanto desde la psicología como desde la literatura y el arte, ha llevado a cabo una intensa labor de apoyo a la mujer desde la perspectiva de género.
Premios y reconocimientos
- Premio a la Mejor Aportación Historiográfica en el Festival Memorimage, 2006
Citas
Ando sola por esta extraña estancia,
sin saber por qué vine, ni cuándo me iré.
He aprendido en este tiempo que solo yo puedo marcar mis huellas,
que el amor es el más dulce y el más amargo pasatiempo,
que por nacer mujer el sendero es más difícil,
y que debo aprender a compartir el tiempo y el camino.
Sólo espero que mi rastro sea claro
Y ayude al tránsito de quienes vengan detrás.
Imaginó cómo sería aquella ladera cuando la lava líquida se derramaba hacia el mar y por unos segundos temió que los pies se le enterraran en el magma hirviente. Se sintió muy pequeño y la soledad hacía el paisaje aún más sobrecogedor.